Hay una frase que me encanta: “el mundo cambia con tu ejemplo, no con tu opinión”.
En el mundo laboral podemos aplicárnosla todos, pero sobre todo los líderes. Las empresas tienen valores, procedimiento, formas de actuación informales que hacen que todos compartamos la cultura de la empresa. Los líderes deben trasladar esa cultura a sus empleados y conseguir que todos estemos vinculados con ella para que seamos un equipo, no un grupo de personas. ¿Cómo hacerlo? El primer paso es fácil, predicando con el ejemplo.
Ser un buen líder implica muchas aristas, pero la más básica en mi opinión, por la que hay que empezar a construir el resto es ese “Lead by example”. Ser un modelo a seguir y cumplir las cosas que pedimos (formal o informalmente a tu equipo) se convierte en algo primordial que a veces olvidamos.
¿Quieres ser un buen líder? Sé el tipo de persona que tú mismo seguirías alineado con la cultura de la empresa. Como líder debes marcar el camino para que tu equipo de lo mejor de sí mismos y alcancen los retos marcados. Para ello utiliza dos leyes básicas:
- Predica con el ejemplo. Si el equipo ve reflejado en la realidad de tu comportamiento lo comprometido que estás con un proyecto, cuáles son tus estándares de trabajo, si les trasmites realmente en lo que tú crees con tus acciones y lo que esperas, van a responder positivamente a ello. Para que ellos crean tienen que verte creer a ti y actuar en consecuencia.
- Sé ejemplo de un comportamiento profesional incluso cuando nadie te mira. ¿Cómo podemos pedir a los equipos que sean mejores autónomamente si nosotros no lo somos cuando no somos observados?
Ser ejemplar nos ayudará en nuestra gestión de equipos del día a día. Nos podemos ahorrar muchos discursos motivacionales. El mejor sermón es el que ves realizado.